miércoles, 6 de noviembre de 2013

Colaboración: Atenas de Juan Vicente Piqueras

Idioma original: español
Año de publicación: 2013
Valoración: recomendable

La primavera pasada, en el palacio de los castaños en el Retiro de Madrid, se presentó el libro Atenas de Juan Vicente Piqueras, como XXV premio Fundación Loewe de poesía. Aquel 23 de abril, el autor leyó alguno de los poemas de su libro.

Escuchar a Juan Vicente Piqueras no ofrece nada más de lo que podemos sentir leyéndolo nosotros mismos. Y quizás eso le convierta en poeta. Sus poemas a veces parecen narraciones, breves cuentos que al escucharlos no recordábamos conocer. En la era de la comunicación, el poeta vive a solas con su historia, y hace de sí mismo un museo que visita en silencio sobre el papel:
También nosotros somos lo que queda 
de nosotros, lo que nos falta 
el hueco que nos cuida 

Es un escritor sencillo, como lo fue Wislawa Szymborska o lo es el pliego de un peplo en una cariátide. Encabeza el libro una cita de Hölderlin: “Sage, wo ist Athen?” Y lo precede una nota del autor, aparentemente geográfica, en la que explica que a pesar del título, Atenas no es el tema único del libro, sino que “los lugares son dioses” y “el donde es un don”. Atenas es punto de partida y punto en común, tanto de los poemas que integran el libro como del propio poeta:
si te arde el corazón como un olivo griego 
pero a ti de impaciencia 
A quien le interesen los referentes clásicos o los nombres y lugares de los mitos también los encontrará en este breve libro. Aparece el minotauro que todos intuimos dentro de una autor, un día de silencio con amigos visitando el oráculo de Delfos. El asalto a Tebas, los 300, una mirada desde la otra orilla a Caronte, un lamento por Tántalo.

Aparece inevitablemente también la Atenas moderna, la del barrio de Exarchia, la del incompleto museo de la Acrópolis. También algunas islas a las que casi imposible no viajar, o un areópago vacío que simboliza el cráter natural que es el silencio. Y la Atenas del expatriado que se queda a vivir (“la elipsis que soy / la sedante dicha / de no poder comunicar”), lejos de su origen y de sí mismo.

No deja de ser radical titular un libro Atenas. Llamar la atención hoy en día sobre coordenadas y accidentes, geográficos o sentimentales, que parecen obsoletos en la lucha diaria del hombre por sobrevivirse a sí mismo.

Y pese a la clarividencia de la poesía, Atenas es tan completa que el poeta necesita muchas páginas y varios poemas para irse. Y no consigue del todo despedirse de ella. Es un don único de la poesía: describir lo que es magnífico y desconocido a la vez.
Atenas ya no existe. En su lugar 
hay otra ciudad que lleva el mismo nombre 
pero ya no es la misma. 
Un punto de partida bellísimo para comenzar a buscarnos por algún lado.

Firmado: Alfonso 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por la reseña, queda apuntado el libro. Desde luego Atenas siempre es un buen principio. Y un buen fin, que no final.

Anónimo dijo...

Gracias por reseñar, otra vez, poesía. Lástima que sea un Premio como el Loewe y que sea de la Ed. Visor, porque seguramente haga engordar al olvido.