jueves, 16 de octubre de 2014

Emmanuel Carrère: De vidas ajenas

Idioma original: francés
Título original: D'autres vies que la mienne
Año de publicación: 2011
Traducción: Jaime Zulaika
Valoración: muy recomendable

La literatura, como el cine, reacciona ante los grandes acontecimientos de la humanidad. Quizás su reacción sea más lenta y más reflexiva, quizás sea más íntima dado que es la reacción de una persona, el escritor, no la de un equipo de producción trabajando a pleno rendimiento. El siglo XXI está siendo profuso en esos hechos que nos marcan, los que casi indeleblemente nos hacen recordar qué hacíamos cuando eso sucedió.
Y, junto al 11-S, al Katrina, a la catástrofe de Fukushima, otra palabra ha quedado ya marcada en nuestro vocabulario: tsunami. El de las navidades de 2004, en la costa de Tailandia y otros países. El que se lleva a Juliette, hija de cuatro años de un matrimonio amigo del escritor. Un tramo inicial que es ya un puñetazo en la quijada. Aún con el peso de este acontecimiento, y resulta que ni siquiera consigue alzarse en el centro de esta brillante novela. El centro aquí son las personas. Personas que superan como pueden las desgracias que se interponen en sus plácidas existencias.
Pero no salgáis huyendo: este es un libro que empieza triste y que se desarrolla triste (pero esperanzado), que empieza con tonos trágicos, pero esto no es ninguno de los artefactos sacacuartos a costa de desgracias de Albert Espinosa. Porque Carrère, por suerte, es escritor, no mercader de infortunios. Y cómo estructura y cómo adereza los hitos, los hechos capitales de esta historia, eso no tiene nada que ver con intenciones de hacer caja a cuenta de historiales clínicos: la trama, explicarla y desplegarla, está por encima del todo y su desarrollo se produce de forma casi vertiginosa, narrando emociones con tanta objetividad y precisión que, como paradójico resultado, emociona y subjetiviza. Difícil de explicar. Complicado. Porque aquí me he encontrado al mejor Carrère, mejor incluso que en otras dos obras suyas muy notables. Puede que sea gracias a una traducción muy precisa, puede que sea porque el francés tenga estructuras sintácticas parecidas y que se pierda menos. Pero Carrère, abandonando Sri Lanka y explicando la historia de Etiénne, juez que pierde a otra Juliette, ésta colega de profesión, ésta simplemente una persona a la que le une un recto sentido de lo justo y alguna otra circunstancia, actuando, otra vez, como narrador de historias que le atrapan, es un escritor en estado de gracia. Que se permite jugar con el proceso de creación de su obra, interactuar con algún otro de sus libros, trazar semblanzas de personajes de envergadura, y dejar, siempre, el listón muy elevado.

También de Emmanuel Carrère en ULAD: Aquí

7 comentarios:

Criticon dijo...

Justo estoy terminando de leer "El adversario". Y la verdad es que me está dejando tan impactado ese libro, que pensaba terminarlo e ir a comprarme "Limonov". Y he aqui que me encuentro con esta reseña. Ahora no me decido cual primero.
Muy buena reseña.
Saludos.

Anónimo dijo...

Gran reseña para un gran libro. Para mí el mejor libro de Carrere, por encima de otras que son también magníficas como El adversario o Limonov.

Paulo Kortazar B. dijo...

Apuntada. Un saludo.

Carmen dijo...

Hace poco me recomendaron este libro, y ha sido una de las mejores lecturas de lo que va de año. Precioso, preciso, absorbente, emocionante.
Enhorabuena por la reseña.

Francesc Bon dijo...

Gracias a los cuatro. Curiosamente con el Nobel tan reciente a Modiano tengo como una serie de reseñas de francesesquenosonModiano, pero las cosas son así. Carrère me gusta tanto en sus tres libros que tengo como miedo de llegar a ese punto inevitable en muchos escritores en que encuentras algo que no te gusta tanto.

maría dijo...

me lo acabo de terminar...ufff, impresionante ¡mejor que Limonov!

Eloisa Cárdenas Yáñez dijo...

Yo he leído cuatro de Carrère: El adversario y Limonov son magnificas e hipnóticas, pero coincido en que esta es superior: la leí hace dos años y no puedo olvidar, sobre todo, a ese juez justo... Una novela rusa es otra cosa, tiene la fuerza torrencial de la prosa del autor, pero el ejercicio de exhibicionismo y ego es ya desesperante.
Te felicitó por esta reseña y a todos vosotros por la calidad del blog