viernes, 8 de enero de 2016

Álvaro Pombo: Una ventana al norte

Idioma original: español 
Año de publicación: 2004
Valoración: Recomendable

No había oído antes la expresión que da título a la novela, quizá por tratarse de un localismo o por puro despiste. Pero el autor se encarga de aclarar su significado desde el principio: “… se sabía que una chica consistentemente extravagante como Isabel de la Hoz estaba de los nervios, tenía, sin duda, una ventana al norte… “.
 
Hasta el epílogo no conocemos su fuente. La mujer, cuyo nombre real no se desvela, perteneciente a la generación de los padres del novelista, tan acomodada y excéntrica como el personaje que ha inspirado, se trasladó, efectivamente, a tierras mejicanas pero no participó, que se sepa, en las guerras cristeras que tuvieron lugar entre el pueblo y el gobierno a partir de la modificación del Código Penal mejicano llevado a cabo por el presidente Elías Calles en 1926. Esto fue añadido sobre la marcha por un Pombo que en cierto momento descubre el episodio histórico, lo encuentra fascinante, y no para hasta consultar toda la documentación disponible. Pero luego pasa de puntillas por los acontecimientos y necesita aclarar que la opción se debe a cuestiones estéticas. Es cierto que el foco está en otro sitio y no era preciso ahondar demasiado, pero en mi opinión si se hubiese explayado un poco el conjunto hubiese adquirido más enjundia.

El resultado es un análisis del comportamiento de la protagonista y, sobre todo, una sátira de todos los estamentos retratados (a excepción de las clases populares mejicanas que, abandonadas por las jerarquías religiosas, se esfuerzan honestamente por defender sus creencias) que Pombo lleva a cabo mediante un humor muy sutil y personal y con un tratamiento de los personajes casi displicente. 

Ninguno de ellos sale bien parado, pero ni siquiera se equivocan a conciencia, su arbitrariedad, falta de lógica y de agallas demuestran una mediocridad que atañe a todos; incluso Fabián, el héroe indiscutible, confiesa que en un principio se adhiere a la causa impulsado por el hambre. Hasta la vehemencia y resolución de Isabel –a la que, en un punto concreto, se llega a denominar hombre de acción– aparece como deshilvanada (aunque magníficamente definida) al faltarle coherencia y objetivos. Mientras el gobierno laico reprime cruelmente las revueltas, se suceden los escarceos bélicos y la sangre corre por doquier, encontramos a un cura cobarde y acomodaticio que se va convirtiendo progresivamente en un guiñol indigno sin voluntad ninguna, a un marido instalado cómodamente en una inopia casi inverosímil y a una buena sociedad que vegeta sin ideales absorta en cotilleos de salón.

Tanto la prosa –que probablemente recrea la particular sintaxis santanderina– como la forma de estructurar la narración tienen sello propio. El relato, más o menos cronológico, no suele recrear escenas, lo que hace es mezclar constantemente reflexiones del narrador, esbozos de situaciones, información histórica, ideología, retrato de personalidades, información general, algo de humor negro y hasta algún guiño meta-ficcional que otro.

También de Álvaro Pombo en ULAD: Santander, 1936

5 comentarios:

Maria Vazquez dijo...

Me parece muy interesante el tema del libro. Me lo pondre en mi lista de lectura. Gracias por el comentario, muy util. Besos

Juan G. B. dijo...

Lo de la ventana al Norte puede deberse a que en la zona cantábrica las viviendas peor orientadas son las que dan al Norte, por el frío...y como Pombo es de Santander, creo...
Buena reseña. Un saludo.

Thyskirl dijo...

Buena reseña,fuera un poco del libro.Apreciaria mucho si me pudieras decir algunos libros o a un autor similar a wallace. Ya estoy acabando extincion de el y me parece genial y unico su forma de escribir. Conoci a este gran escritor gracias a ti, por un articulo que publicaste hace ya un tiempo,El alma no es una forja Un Saludo Desde Codazzi Cesar.

Francesc Bon dijo...

No hay nadie como Wallace.

Montuenga dijo...

Gracias, María. Si cuando lo acabes te apetece comentar algo aquí, intercambiaremos opiniones.

Sí, Juan, Pombo es santanderino. Ironiza mucho con eso, en realidad ese desapego de un lugar y una clase social, el aburrimiento que refleja de la vida provinciana es auténticamente suyo. Vete tú a saber si el personaje femenino que emigró a Méjico lo hizo o no por las mismas razones. En eso, Pombo me recuerda a Flaubert (Pombo-Isabel de la Hoz/Enma Bovary/Flaubert)

Thyskirl, mi compañero se me ha adelantado, pero yo te hubiese dicho exactamente lo mismo. Wallace es muy particular y no se puede comparar con nadie. Además, eso de las comparaciones es muy personal y tienes que ser tú quien investigue. Pero, precisamente el blog, te da todas las herramientas. Busca escritores americanos del siglo XXI y principios del XX, o bien autores de esa época de cualquier nacionalidad, mira también nuestras recomendaciones pulsando las etiquetas "recomendable" "muy recomendable" e "imprescindible", fíjate en las opiniones de los reseñistas que mejor nos adaptemos a tus gustos... El camino se irá abriendo solo, no lo dudes. Un saludo y ¡suerte!