domingo, 31 de diciembre de 2017

Seis por uno: Caballo de Troya, 2017

Pues sí, amigos de ULAD, para acabar el año vamos a intentar un número nunca antes visto en el circo ULADiano, el no va más de las reseñas: ¡una reseña séxtupla! Voy a comentar los seis libros elegidos por Lara Moreno para ser publicados en Caballo de Troya en 2017; como me imagino que sabéis, desde hace unos años Caballo de Troya escoge un editor invitado (Elvira Navarro, Alberto Olmos, Lara Moreno...), quien a su vez escoge los textos que va a publicar ese año, siempre con la idea de descubrir "nuevas voces y literaturas en lengua castellana".

Hay dos motivos por los que este año he leído toda la selección de Caballo de Troya: en primer lugar, tenía curiosidad por ver el sentido que Lara Moreno le daba a su selección, en conjunto; y además, el hecho de que los eBooks de Caballo de Troya sean tan baratos (alrededor de 4€ cada uno) hace que realmente merezca la pena el gasto: casi se puede decir que he leído seis libros por el precio de uno (si ese uno es grande y de tapa dura).

Vamos a ello:

1.- La hija del comunista, de Aroa Moreno Durán
Valoración: Muy recomendable

Este libro no necesita mucha presentación, ya que acaba de ganar el Premio Ojo Crítico 2017. Narra la vida de una descendiente de exiliados españoles en la Alemania del Este, que por amor decide escapar de su país, dejar atrás a su familia y amigos y buscar una vida mejor y más libre (y sobre todo, más romántica) en Occidente. Si lo consigue o no tendréis que descubrirlo leyendo la novela, no voy a destriparla.

Cuando estaba a medio camino de la novela tuve que googlear el nombre de la autora para tener la seguridad de si era una novela autobiográfica (que no lo es); esto en sí mismo me parece una buena señal, ya que da cuenta de que la ambientación está bien conseguida, fruto de una documentación exhaustiva pero que al mismo tiempo no se sobrepone a la novela (como pasa demasiadas veces). Quizás la última parte decrece un poco y pierde algo de originalidad para dar lugar a escenas más melodramáticas, pero en conjunto es una obra bien construida, bien desarrollada y que se lee con placer. 

El mensaje final de la novela, que explícitamente recuerda que el Muro de Berlín cayó, pero en el mundo actual hay muchos otros muros, me parece prescindible; los lectores son (se supone) lo bastante listos como para hacer los paralelismos necesarios.



2.- Hamaca, de Constanza Ternicier
Valoración: Muy recomendable

Esta es la novela más tierna de las seis, la que muestra una sensibilidad más delicada, también en cuanto al estilo en el que está escrita. Narra la "educación sentimental" de una niña, Amparo, cuya madre huye en medio de una crisis psicológica/psiquiátrica; cuyo padre se refugia en el silencio y en los puzzles, y que debe por lo tanto convivir con su abuela, sus amigas y algunos chicos que provocan en ella sentimientos encontrados de atracción y rechazo. 

Sin ser una novela excesivamente rompedora en cuanto al argumento (que encaja en el molde de la bildungsroman o novela de aprendizaje), la novela destaca como decía por la forma cuidada en que está escrita (con un estilo poético pero sin afectación, bonito sin ser cursi), y por la construcción de una voz propia para el personaje protagonista: soñadora e independiente, confusa y decidida, cariñosa y esquiva.

En este caso Lara Moreno ha hecho una pequeña trampa, ya que esta novela es una reedición: la novela se publicó ya en Chile, y ahora Caballo de Troya la trae a España.


3.- Televisión, de María Cabrera
Valoración: Decepcionante


Esta es la novela que menos me ha gustado de las seis; de hecho, me parece un intento fallido. La novela se centra en los problemas, corrupciones y luchas internas de una televisión pública (Telemadrid, en este caso) y en el efecto que estos problemas tienen en Henar, una trabajadora de la sección de documentación y archivo. La novela alterna capítulos sobre la vida personal y sentimental de la protagonista, con otros capítulos dedicados al "nosotros" de los trabajadores, y alguno narrado desde el punto de vista de los hombres que se relacionan con ella.

La idea tenía muchas posibilidades: una televisión, edición de imagen, archivo, manipulación, propaganda; daba para una novela de Don DeLillo. Pero el resultado me parece que no consigue desarrollar esta premisa. El estilo me parece descuidado; la historia principal no me convence ni me conmueve. Creo que este es un caso de novela-denuncia en la que la denuncia (justa y necesaria, sin duda, eso no está en cuestión) se ha comido a la novela. El mensaje final, recordando la memoria de los novecientos trabajadores de Telemadrid despedidos durante la crisis económica, acentúa aún más esta sensación.


4.- Animal doméstico, de Mario Hinojos
Valoración: Recomendable


Animal doméstico es la novela más experimental de las seis, la más ambiciosa desde el punto de vista técnico y formal. El personaje protagonista ha quedado traumatizado como consecuencia de una guerra en la que se usan perros salvajes como arma. Torturado por este recuerdo, se refugia en una misteriosa casa-sanatorio junto con un terapeuta heterodoxo y su misterioso/a ayudante. La novela se compone a base de capítulos fragmentarios que el lector debe esforzarse por unir y entrelazar: narraciones de las sesiones de terapia y de la vida en la casa-sanatorio; recuerdos de la vida anterior del protagonista; y secciones "documentales" (las que personalmente más me han atrapado) en que se registra el uso de perros como arma de guerra, desde la Antigüedad hasta nuestros días.

Hay que valorar, como decía, el riesgo de componer una novela tan exigente: la experimentación formal se combina con una indagación muy actual sobre los límites entre lo humano y lo animal, sobre el poder de controlar los cuerpos (y las mentes) de los otros; sobre las consecuencias vitales y políticas de la guerra. No le doy un "muy recomendable" porque me parece que la historia central (la relación del protagonista traumatizado con su terapeuta y con los demás habitantes de la casa) no es lo suficientemente fuerte como para sustentar el resto del edificio; la novela terminó por hacérseme algo larga. Pero desde luego está cargada de sugerencias e ideas interesantes, particularmente para los investigadores que trabajen sobre "posthumanismo" o Animal Studies (que los hay, y muchos).


5.- Madre mía, de Florencia del Campo
Valoración: recomendable

La novela (¿novela o memoria?) toma como punto de partida una grave enfermedad de la madre de la narradora, y se coloca en un íntimo dilema moral: ¿debe una hija, una buena hija, renunciar a su vida, a sus sueños y a sus deseos y volver a casa para cuidar de la madre enferma? ¿No hacerlo la convierte en un monstruo del egoísmo, o simplemente en una mujer independiente?

La obra también se plantea otra cuestión crucial: hasta qué punto es posible narrar el dolor y la muerte, con qué materiales se puede construir de manera adecuada la memoria de un cuerpo en decadencia cuando ese cuerpo no es el nuestro. La imposibilidad de contar, de reconstruir, explica (al menos en parte) la estructura fragmentada y la multiplicación de voces (interiores) que pueblan la voz de la narradora.

No sé decir con mucha precisión por qué esta novela no ha llegado a emocionarme: quizás esa misma experimentación formal me haya alejado un tanto de la empatía, o quizás me haya cansado ya del yoísmo literario (llamémoslo autoficción) que puebla nuestras estanterías desde hace unos años. También coincide que este año, para esta entrada, leí unos cuantos libros sobre la muerte de un ser querido, como Memorias de una viuda de Joyce Carol Oates o El año del pensamiento mágico de Joan Didion, y los dos me parece que diseccionan mejor el dolor, la pérdida, el duelo, la culpa del superviviente.


6.- En la ciudad líquida, de Marta Rebón
Valoración: está bien


Y el año acaba con otra no-novela (salvo que consideremos como Baroja que la novela es capaz de digerirlo todo): un texto que combina las memorias de la autora en sus viajes a diversos países del mundo; fragmentos y esbozos de biografías de un buen puñado de escritores, mayoritariamente rusos, y fotografías, muchas fotografías, la mayor parte de ellas también de Rusia, capturadas por Marta Rebón, o por Ferrán Mateo (que me imagino que es el mismo Ferrán al que se dedica la novela), o sacadas de archivos o de Wikimedia Commons.

El mayor interés de la obra está precisamente en este carácter híbrido entre el yo y el otro, entre el texto y la imagen; con todo, los fragmentos dedicados a los viajes de la narradora y un "tú" (¿Ferrán?) al que se dirige ocasionalmente están menos logrados, y atrapan menos, que las historias sobre Dostoievski, Brodski, Chejov o Nabokov, por ejemplo. De hecho, al conjunto parece faltarle algo de esqueleto: un propósito o una idea que articule el conjunto de materiales y que los haga dialogar más claramente los unos con los otros, más allá de la acumulación y de la presencia de la cultura rusa.


Comentarios finales:
En conjunto, creo que se puede decir que Lara Moreno ha hecho una labor notable en su año como editora de Caballo de Troya. Quizás lo que dé unidad a las obras elegidas, dentro de su variedad, sea la reflexión en torno al yo, a la identidad y a la memoria, individual y colectiva, y al papel que la narración (un concepto más amplio que la literatura) puede desempeñar en este campo. Las seis obras se situán así en una tendencia central de la narrativa actual (que, por otra parte, creo que empieza a dar señales de agotamiento).

En cualquier caso, con algunas irregularidades (prácticamente inevitables en este tipo de selecciones), el conjunto de obras es variado en el estilo, la forma y los temas, pero de una alta calidad literaria. Si en 2015 el bombazo de la serie fue El comensal de Gabriela Ybarra, y en 2016 (aunque en diferido, como el despido de Bárcenas) El estado natural de las cosas de Alejandro Morellón (ganadora del Premio de relato Gabriel García Márquez), parece que este año ese lugar le corresponde a La hija del comunista de Aroa Moreno, ganadora del Premio Ojo Crítico y presente en muchas listas de "los mejores libros del 2017". Aunque personalmente, como he dicho, la novela que más me ha gustado de la serie ha sido Hamaca, de Constanza Ternicier.

No querría acabar la reseña sin mencionar el diseño de las portadas de la serie de este año: minimalistas, elegantes, con un sentido de unidad entre todas las novelas y al mismo tiempo con una clara individualidad en cada una de ellas. Enhorabuena al responsable o responsables, que no siempre aparecen identificados en los libros, creo.

8 comentarios:

Gabriel Diz dijo...

Gran trabajo Santi. Nos has regalado una reseña notable para terminar el año.
Saludos

Juan G. B. dijo...

Jopé, Santi: te prometo que cuando vi el título de la entrada pensé que era una continuación o contrarreseña de la famosa serie de libros del inefable J.J. Benítez, que tan popular ha sudo en este blog... Menos mal, compañero ; )

Lucas Despadas dijo...

Apuntados los dos primeros. Ufff... ¡Qué año me espera! Demasiadas cosas que leer.

Unknown dijo...

Hola Santi, felicidades por la reseña. Escribo porque hace dos semanas me regalaron el de Marta Rebón y no coincido con tus valoraciones.
Primero porque creo que al tema fotográfico le has dado muy poca importancia y creo que es un punto a favor. Se han tomado la molestia de indicar información y fuente de cada imagen al final y no son sólo de MR y un tal F. Mateo o wikipedia (apenas unas pocas históricas), o archivos (sólo las de Tsypkin y Pasternak), sino también de otros autores de bastante prestigio. Por lo que este esfuerzo debería ser valorado.
A mí me gustó porque precisamente cada capítulo era una sorpresa y me ha parecido bien que fueran, por así decirlo, independientes. El conjunto crea un mapa y eso supongo que es la intención final. Me ha parecido genial el dedicado a Chéjov y Nabokov, por ejemplo. Pero también descubrir otros nombres menos conocidos como Dombrovsky y Chukovkaya. Para mí estaría en la categoría de recomendable sin ninguna duda. La edición, además, es sobresaliente por el precio. Vale la pena.
Espero más reseñas para este 2018. Buen año.

Anónimo dijo...

En la expresión "una reseña SÉXTUPLA" sentí la vergüenza "tripla" y me dio la risotada "cuádrupla" y... ya no pude seguir leyendo.

Santi dijo...

Muchas gracias a todos por los comentarios, incluido al último anónimo quíntuplo :P Tengo una excusa (no sé si muy creíble) para ese error: en portugués, la lengua en la que vivo inmerso desde hace años, sí se declina el género "duplo-dupla", etc. A lo mejor por eso he metido la pata, o a lo mejor simplemente soy un cenutrio...

David Castillo, es posible que efectivamente no haya dado toda la importancia necesaria al tema fotográfico. Por (de)formación académica y lectora, lo que valoro y lo que analizo fundamentalmente es el texto, y las fotografías en este caso las vi como una ilustración del texto, casi como un adorno; quizás un análisis más en profundidad del juego entre texto e imagen dé una nueva lectura más rica del texto. Coincido contigo en que los mejores fragmentos de la obra son los dedicados a algunos grandes y pequeños escritores, esas páginas las he disfrutado mucho. Pero yo sí que eché en falta algo más de sentido en ese "mapa" del que hablas (y la metáfora es muy adecuada) para que la obra gane en profundidad y dimensión.

¡Feliz 2018 y felices reseñas para todos!

Unknown dijo...

Buenas tardes /y feliz año, igualmente.

Iba a dejar zanjado mi comentario después de tu respuesta, pero hoy leí la reseña de Nadal Suau del mismo libro y creo que dice (mucho mejor escrito que yo, obviamente) lo que quería expresar.

"Gran indagación/divagación a la europea, aunque su mirada se detenga largo tiempo en la cultura rusa o visite África y Latinoamérica, el libro incorpora numerosas fotografías (algunas de Rebón, muchas de su colaborador Ferran Mateo, otras de fuentes diversas) que no son mero acompañamiento sino parte integral del proyecto."

o

"Y en efecto, bajo la corriente intrincada y diversa de las ciudades líquidas que se engarzan en este libro, se halla sumergida una narración insustituible: un yo hecho de confrontaciones con otros textos, otras vidas, otras lenguas."

http://www.elcultural.com/revista/letras/En-la-ciudad-liquida/40499

Un abrazo y te seguimos leyendo.

Anónimo dijo...

Marta Rebón en "La ciudad líquida" está estupenda. Un libro que desprende una maravillosa y suave melancolía que nos ilustra con detalles personales y literarios de los grandísimos escritores que ha dado la URSS o Rusia, como mejor prefiera uno. Mezcla de ensayo, de novela y de poesía en prosa. Muy recomendable para estos días de invierno.Merecía una entrada independiente en el blog pero aún así se agradece que se haya mencionado.